Somos lo que comemos, entonces ¿podemos comer mejor para ser una mejor persona y elevar nuestra espiritualidad? Si tendemos a sentirnos cansados y tener dificultades para concentrarnos, cambios en nuestra alimentación y forma de alimentarnos solo pueden tener efectos positivos.
Las verduras de hojas verdes,
los jugos frescos y caseros,
Las semillas (calabaza, sésamo, chía, girasol, etc.),
Las hierbas frescas (albahaca, orégano, cebollino, perejil, menta, etc.),
Los frutos secos (dátiles, almendras, nueces, aceitunas maduras),
Las algas,
Las especias (cúrcuma, canela, jengibre, etc.).
Se recomienda evitar los alimentos tóxicos y procesados. De hecho, cuanto más puro sea el alimento, más energía y ondas positivas contendrá. Un alimento que contenga productos químicos o que haya sido demasiado procesado tendrá menos energía vital que otro que provenga directamente del jardín, ya que cada transformación hace que un alimento pierda sus cualidades nutritivas y también su propia energía.
Los alimentos que consumimos son importantes, por supuesto, pero las condiciones en las que los comemos también lo son. Es necesario pensar en nuestro plato, en lo que contiene y cómo está dispuesto. Disfrutamos más de nuestra comida cuando comemos en calma y con amabilidad, y nuestro cuerpo también es más capaz de absorber sus beneficios si le damos tiempo en lugar de devorarla rápidamente. De hecho, se ha demostrado que cuando comemos en medio del ruido, haciendo otras cosas como ver la televisión, masticamos menos y comemos más porque no percibimos tan claramente nuestro nivel de saciedad, el cual depende en gran medida de la cantidad de masticación y de cuánta saliva se ha utilizado.
Cuando se desea mejorar la espiritualidad a través de la alimentación, es importante tomarse el tiempo para comer, pero también comer con el corazón ligero y feliz. Nos sentamos a la mesa como si nos preparáramos para rezar o meditar. El momento de la comida es único para dialogar y compartir con nuestro cuerpo. Podemos desarrollar nuestra espiritualidad al comer con plena conciencia, dejando que fluyan los pensamientos y emociones negativas. Es importante tomar el tiempo necesario para masticar y sentir los alimentos, así como la energía que nos ofrecen en cada bocado.
Se recomienda tomar respiraciones profundas justo después de la comida para que el "prana" (la energía vital) obtenida se distribuya adecuadamente por todo el cuerpo. Luego, es conveniente dar un corto paseo tranquilamente, preferiblemente al aire libre, para que la energía vital circule aún más libremente y el organismo se active en lugar de volverse pesado o desanimado como suele suceder después de una comida demasiado abundante.
Hay alimentos que se recomiendan, formas de comer que se promueven, pero lo más importante, cuando se desea mejorar la alimentación y la espiritualidad, es escucharse a uno mismo. Hay que escuchar al cuerpo para saber lo que quiere y lo que necesita, ya sea en términos de comida, actividades o ritmo. A menudo olvidamos escuchar nuestro estómago, nuestro cuerpo, y darle el tipo de energía, ondas y poderes que necesita. Cuando comemos frente al televisor, prestamos atención a un programa pero no a nuestra sensación de saciedad o a nuestro deseo de verduras o manzanas: simplemente comemos lo que está frente a nosotros. Tomarse su tiempo, estar atento y comer con plena conciencia, esos son los conceptos clave para utilizar nuestra alimentación y desarrollar espiritualidad y una mejor salud.