En un mundo que constantemente nos exige rigor, organización, lógica y racionalidad, deshacerse de estas limitaciones para llenar este dibujo de colores, intención y conciencia se siente bien. Cada vez más practicado en Occidente en estos días, pero ¿de qué se trata?
¿Qué son los mandalas?
Se trata de un dibujo circular que contiene símbolos geométricos en su interior, lleno de pequeños detalles que crean una forma armónica e hipnótica. Tradicionalmente, en la cultura hindú y budista, esta forma se dibujaba en la arena o con polvos de colores, y en ambos casos se borraba con la lluvia y el viento, cumpliendo perfectamente con la necesidad del momento presente. En la actualidad, se encuentra con más frecuencia en papel para colorear.
El origen del mandala
La palabra "mandala" proviene del sánscrito, el idioma sagrado de la India, y significa "círculo sagrado". Para ellos, es la representación del universo, del círculo de la vida, del Todo infinito. De hecho, todo lo que nos rodea es un mandala cuando lo pensamos: un átomo, el sol, la Tierra, la Luna, una flor, un ojo, etc. Esta representación se utiliza tanto en el budismo, donde el mandala sirve como apoyo para la meditación hacia la iluminación. El mandala representa para ellos la pureza interior y la iluminación de la mente. También se piensa como una representación del Nirvana. En el hinduismo, el mandala, también llamado "yantra", sirve como apoyo para la oración y la invocación de las deidades. En la cultura celta, el mandala también existía y servía para representar la Naturaleza y sus energías, pero también el círculo de la vida en sí mismo.
El mandala contemporáneo
El primero en utilizar esta herramienta como apoyo fue Carl Gustav Jung. Hacía que sus pacientes dibujaran y colorearan mandalas para comprender mejor su psiquismo. De hecho, la elección del mandala dibujado y la elección de los colores utilizados no son decisiones insignificantes, ya que según Carl Gustav Jung, el mandala sería un reflejo de nuestro Yo profundo. Es por eso que el mismo dibujo de mandala puede ser coloreado de manera completamente diferente y con diferentes colores por la misma persona en momentos diferentes. Para Jung, el dibujo y/o coloreado de un mandala simboliza el movimiento de la psique hacia el núcleo espiritual del individuo, permitiendo encontrar más equilibrio y armonía interna.
Los mandalas y sus poderes
Dibujar o colorear un mandala permite centrarse, enfocarse en detalles que nos son externos, colores, relajar el cerebro izquierdo al ponerlo en reposo forzado. El mandala permite encontrar lo divino en uno mismo al centrarse en lo esencial, en su propio núcleo. Para convencerse de la utilidad de los mandalas basta con confiar en Carl Gustav Jung, quien decía: "Es necesario renunciar a los proyectos utilitarios que engendra nuestra mente consciente para permitir que nuestro ser interior florezca".
¿Por qué los mandalas relajan?
Se relajan porque ayudan a la relajación debido a su composición simple, armónica y geométrica. Mirarlos es hipnótico y tranquilizador. Permiten centrarse y calmarse cuando los coloreamos, ya que la respiración se ralentiza, también las pulsaciones cardíacas, y toda la mente y el ser mismo se vuelven hacia esos pequeños dibujos y detalles. Enfocarse completamente en su obra, sus detalles y colores, obliga al individuo a estar en un estado de plena conciencia, de presencia que no se alcanza a menudo en la vida diaria cuando se piensa en una cosa mientras se hace otra. Por último, el hecho de elegir y aplicar colores a un mandala, sus formas y detalles, permite que nuestro cerebro derecho tome el control al darle al inconsciente la posibilidad de expresar sus emociones. Dejar que nuestro cerebro derecho esté al mando no es algo que tengamos la oportunidad de hacer a menudo en nuestra sociedad, que nos exige ser lógicos y racionales, y donde el trabajo ocupa la mayor parte de nuestro día a día. Por eso, este momento especial reservado para expresar nuestra creatividad y emociones es tan importante.
¿Cómo elegir tu mandala?
Solo tienes que escucharte. Debes observar varios mandalas y dejar que tu intuición, tu voz interior hable y no retroceder. Lo mismo ocurre con la elección de los colores, su elección debe venir del cerebro derecho, es decir, de nuestras emociones y creatividad. Lo importante es no pensar demasiado y dejarse guiar.